• La policía de Pekín comenzó a utilizar las gafas de reconocimiento facial la pasada semana.
  • Parecen similares a las utilizadas por los agentes ferroviarios en la estación de Henan el mes pasado.
  • China está incrementando drásticamente su apuesta por la tecnología de reconocimiento facial con el objetivo de poder identificar a cualquier ciudadano en tres segundos.
  • La vigilada región de Xinjiang sirve como advertencia para el resto del país sobre las posibles medidas de vigilancia que llegarán en el futuro.

La policía de las afueras de Pekín está utilizando gafas de reconocimiento facial capaces de identificar a los pasajeros y la matrícula de un vehículo en cuestión de milisegundos.

Las gafas inteligentes se probaron por primera vez en Pekín en un puesto de control de carretera la semana pasada, según informa Reuters.

Las gafas equipadas con inteligencia artificial han sido fabricadas por LLVision, la compañía que también está detrás de las gafas de sol utilizadas por la policía china en una estación de ferrocarril de Henan el mes pasado. La tecnología fue elogiada por las autoridades por ayudar a identificar a varias personas que habían cometido delitos anteriormente, desde la trata de personas hasta infracciones de tráfico.

La tecnología de vigilancia y reconocimiento facial está aumentando en China. En la actualidad existen 170 millones de cámaras de vigilancia y el gobierno espera triplicar ese número para 2020. Eso significa que habrá una cámara por cada dos ciudadanos, algo que el Ministerio de Seguridad Pública espera que pueda ayudar a identificar a cualquier ciudadano en tres segundos.

Mientras que algunos expertos muestran su preocupación por la posible violación de la privacidad y de los derechos humanos que suponen estas gafas, el CEO de LLVision, Wu Fei, cree que las preocupaciones no están justificadas.

“Confiamos en el gobierno”, ha explicado Wu a Reuters, añadiendo que el dispositivo equipado con inteligencia artificial se usa para “causas nobles”.

Sin embargo, la altamente vigilada región de Xinjiang parece una señal de advertencia de lo que el gobierno podría estar planeando para el resto del país.

Casi el 50% de la población de Xinjiang pertenece a la minoría étnica musulmana de los uigures a la que el gobierno chino trata con recelo. Las cámaras de reconocimiento facial son comunes en toda la región, los números de placa de matrícula son rastreados y la libertad de viajar está drásticamente limitada.

Las autoridades de Xinjiang también han solicitado a los residentes que instalen aplicaciones de vigilancia en sus teléfonos, además de recolectar ADN, escáner de iris, huellas dactilares y grupos sanguíneos de los ciudadanos, a veces sin su conocimiento.

En 2016 las oficinas policiales de Xinjiang también comenzaron a recolectar muestras de voz de los residentes. Este fue probablemente un primer paso hacia una base de datos de voz nacional que podría usarse para identificar cualquier voz en las conversaciones telefónicas grabadas.

La gran población de muestra de China y las leyes de privacidad laxas han permitido a la policía y compañías privadas ser pioneras en tales tecnologías con pocas limitaciones, pero son tecnologías que podrían alterar dramáticamente la forma en que opera la sociedad.

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